desdibuja el aire de la estancia.
Nos atrapan la tenue brisa de caricias
y el vendaval del deseo.
Nuestros cuerpos aprendieron
la geografía del otro,
y buscan incansables
los montes y los mares.
En un solo ente transformados,
vivimos la comunión de las almas
y quedan atrás por un momento
la realidad y los sueños.
Nos reflejamos, el uno en el otro,
y en la mas cristalina de las aguas.
Mi corazón transmutas
con artes de alquimista.
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