Enferma de pesadumbre, diagnosticada
por los mas eminentes terapeutas,
seguí a rajatabla los consejos, emitidos
sin el menor respeto a mi esencia.
Volverá, lo sé, la oveja a su redil,
pero hastiada ya de las cercas y el corral,
parte en un viaje de libertad.
Libertad de senderos conocidos,
tortuosos parajes de colores cambiantes,
fascinantes caleidoscopios manchados de sangre,
felicidad de cartón y de peluche.
Esa Libertad es tan necesaria
que no queda lugar para otra cosa,
renunciaré, por más que llore,
a todo lo que frene mi adelanto.
Marcharé sin ti, si es necesario,
aunque me parta el alma en el proceso.
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