Me encontré la muerte de cara,
y me dijo que la vida no te deja ir,
mientras no ha obtenido de ti
hasta la última lágrima;
Son para alimentar los sueños
de los marineros de agua dulce,
que privados de la sal de su amado mar,
necesitan la salada amargura de cada gota,
para no rendirse a la locura
de quien no ve parajes abiertos y
oye en la noche lenguajes de caracola.
No hay comentarios:
Publicar un comentario