y de obligatoria ingesta.
Llenas mi mente de ausencia
y me llevas al inframundo.
Allí desluce el brillo,
se oxida y se empolvan
la voluntad y los sueños.
Aquiescencia velada.
Espectro de colores
de multitud de formas
llenas mi seca boca
y vacías mis recuerdos.
Sin ti, es tan cruel
la maldad de mi destino,
que si de ti prescindo
pagaré a Caronte la moneda.
A cambio raigambre,
navegar cerca de puerto.
¿Cómo renunciar a ti,
odiándote tanto?
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